Cuando uno ve por primera vez la obra de Franz Xaver Messerschmidt se sorprende.
Al menos esto es lo que me sucedió a mí cuando vi en las noticas la reseña sobre la exposición en el Louvre de este autor. Un autor del siglo XVIII con esta "modernidad".
Sin duda estas cabezas esculpidas son resultado de una vida tormentosa. No puede ser de otra forma. La expresividad, las muecas, no son otra cosa, que el resultado de la experimentación y de la observación.
Os dejo el enlace del artículo en El País
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