La moda y el arte van unidos de la mano. Unas veces más que otras. La haute couture sería el ejemplo más claro, seguido de algunos diseñadores de prêt-à-porter.
En la haute couture el diseñador deja volar su imaginación y ya no piensa tanto en las clientas potenciales, si no en crear aquellos vestidos que en algunas ocasiones dejan de ser meras piezas de ropa para convertirse en verdaderas obras de arte.
Eso es lo que creo que le ha pasado a Riccardo Tisci, diseñador de Givenchy en su última colección primavera-verano 2011.
Fijaos en la descripción que hacen en la página web de este vestido.
Vestido largo en chiffon de seda plisada con perlas y cristales incrustados con detalles de cuero y de organza de seda cosido con hilo de seda al tono por delante y de verde chartreuse en la espalda. Combinado con pantalones de corte ancho con una chaqueta sin mangas bordada en seda.
El proceso creativo que hay en torno a estos vestidos es increíble, tan sólo hace falta ver cómo trabajan de forma tan pormenorizada para presentar la colección al público. Los colores flúor de la cultura japonesa actual y las modelos niponas acrecientan más aún si cabe el exotismo de estos diseños.
Ya sabemos por otros artistas que la línea que separa el arte de la moda a veces es imperceptible. Seguiremos atentos.
Gracias J.B. por tus sugerencias.
Ya sabemos por otros artistas que la línea que separa el arte de la moda a veces es imperceptible. Seguiremos atentos.
Gracias J.B. por tus sugerencias.